Este proyecto consistió en transformar un gimnasio familiar en un centro de fisioterapia completamente funcional. Dado que el espacio disponible era relativamente reducido, con una superficie de menos de 100 m2, se adoptó una estrategia de diseño que buscaba maximizar su utilización.

Una de las decisiones clave fue minimizar la cantidad de paredes, lo que permitió crear un ambiente más abierto y fluido. Se estableció un núcleo central donde se ubicaron las áreas de espera y administrativas, lo que generó una distribución eficiente del espacio y facilitó la circulación de los pacientes y el personal.

Alrededor de este núcleo central se dispusieron las secciones dedicadas al gimnasio y la fisioterapia. Esta disposición estratégica garantizó que todas las áreas principales del centro fueran fácilmente accesibles desde el área de recepción y espera, optimizando la experiencia del usuario y la eficiencia del personal.

El diseño interior se enfocó en crear un ambiente acogedor y funcional para los pacientes, con una selección cuidadosa de mobiliario y materiales que garantizara la comodidad y la funcionalidad necesarias para los diferentes tratamientos y ejercicios. Se tuvieron en cuenta aspectos ergonómicos y de accesibilidad para asegurar que el centro fuera inclusivo y amigable para todas las personas.